Diseño dopamínico: ¿Por qué necesitamos rodearnos de cosas que nos generan placer?
Vivimos corriendo entre pantallas, pendientes, deadlines y mil cosas a la vez. Y en medio de todo ese ruido, aparece una tendencia que no busca ser minimalista, ni perfecta, ni “aesthetic”. Lo que busca es algo mucho más simple: sacarte una sonrisa:)
El diseño dopamínico no es solo colores fuertes o estampas, es una manera de recordarnos que los objetos, la ropa o hasta los rincones de nuestra casa pueden ser pequeñas dosis de alegría. Un sillón bien colorido, un vestido lleno de flores, una tote con muuuucho color, o esa taza que te da felicidad todas las mañanas, todo suma para sentirnos un poquito mejor.
Lo lindo de esto es que cruza todas las áreas:moda, decoración, accesorios, branding y todo lo que se te pueda ocurrir. No es una estética exacta, es un estado de ánimo. No importa si son rayas, flores o círculos: lo importante es rodearte de cosas que te generen placer. Y el color es nuestra excusa perfecta.
IKEA y diseño dopamínico: cómo el color cambia tu día
IKEA lanzó una colección exclusiva de 12 piezas de vajilla y artículos para el hogar en colaboración con el diseñador sueco Gustaf Westman. En esta colección hay algo que queda clarísimo: el color y la funcionalidad van de la mano. Cada pieza está pensada para que los colores y las formas sean los protagonistas, transformando objetos cotidianos en pequeños shots de alegría. Desde la mesa hasta cualquier rincón, estos artículos no solo cumplen su función, sino que alegran el día y levantan el ánimo, demostrando que el diseño puede ser divertido y lleno de dopamina.
Imaginate la diferencia: ese plato divertido vs un plato blanco y aburrido. Uno te invita a probar, a compartir, hasta a charlar sobre él. El otro simplemente pasa desapercibido. Ese es el diseño dopamínico: no hace falta cambiar todo, alcanza con una pieza que te alegre el día.
Moda y diseño dopamínico: ¿Vestirse puede sentirse como un carnaval?
Farm Rio es una marca brasileña que entendió algo clave: la ropa también puede ser una celebración de la vida. Probablemente conozcas la marca, o hayas visto muchas historias mostrando lo lindo de sus locales y su icónico local de Río. Sus vestidos y camisas son como un carnaval portátil: flores gigantes, colores saturados, estampas que parecen cuadros en movimiento, y eso en Floresta nos encanta:)
Vestirte con Farm Rio no es solo vestirse, es subirte el ánimo. Es salir a la calle y sentir que llevás puesta una fiesta tropical, incluso en un día gris. Ahí está el truco: la moda no tiene que ser seria, puede ser pura alegría. Y ese es el diseño dopamínico en ropa: no vestirse para encajar, sino para sentirse bien.
MoMA y diseño emocional: cómo los colores transforman objetos en emociones
El MoMA Design Store armó una vidriera que era pura energía. Objetos de todos los días (relojes, floreros, lámparas) acomodados en bloques de color vibrante, como si fueran caramelos gigantes en exhibición.
Yo nunca estuve en Nueva York, pero después de ver esas fotos tuve más ganas que nunca de ir. Desde la calle ya sentías el golpe visual: imposible no sonreír o querer entrar a chusmear más de cerca.
Sus campañas de otoño también mostraban lo mismo: geometrías enormes, fondos de colores intensos y displays que parecían obras de arte. Y de repente, un reloj amarillo o un florero naranja dejan de ser “cosas para la casa” y pasan a ser pequeñas inyecciones de alegría.
El mensaje es clarísimo: no importa si te llevás un accesorio o un mueble, lo que comprás no es solo un objeto, es una dosis de buen humor:) Porque sí, una repisa neutra está bien, pero una repisa llena de color te cambia el día.
Lo que une a estos tres ejemplos es simple: la alegría puede diseñarse. Desde un plato de albóndigas turquesa hasta un vestido o una vidriera llena de color, todos nos muestran que no hace falta algo enorme para sentir un cambio: basta un detalle que te despierte una sonrisa.
Otro punto interesante, aunque no nos vamos a detener demasiado hoy (quizás sí en un futuro), es cómo la psicología del color explica que cada color y cada combinación influyen en nuestras emociones. No es ninguna sorpresa que asociemos ciertos colores con estados de ánimo. La forma en que el color influye en las emociones es tan poderosa que solemos vincular la alegría con tonos vivos como el amarillo o el rosado, y la tristeza con colores más oscuros, como el negro. Según Eva Heller, autora del libro Psicología del color, “los colores y sentimientos no se combinan de manera accidental, ni se asocian por cuestiones de gusto, sino por experiencias universales enraizadas desde la infancia en nuestro lenguaje y pensamiento”.
Lo que une a estos tres ejemplos es simple: la alegría puede diseñarse, desde un plato de albóndigas turquesa hasta un vestido o una vidriera llena de color. La psicología del color nos muestra que hasta el objeto más simple puede despertarte una sonrisa si está pensado con emoción:)
Porque al final, el diseño dopamínico no es una tendencia: es una forma de vivir más conectados con lo que nos da placer.
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